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miércoles, 4 de agosto de 2010

Poemas Miguel de Unamuno








Miguel de Unamuno y Jugo, nació en Bilbao el 29 de septiembre del 1864. Escritor de narrativa, novela, poesía, teatro y filósofo español. Perteneciente a la generación del 98. Era el tercer hijo y primer varón, tras María Felisa y María Jesusa, del matrimonio habido entre el comerciante Félix de Unamuno Larraza y su sobrina carnal, Salomé Jugo Unamuno. Más tarde nacerán Félix, Susana y María Mercedes. Estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Madrid, obteniendo la calificación de notable en 1883, a sus veintiún años. En 1884 comienza a trabajar en un colegio como profesor de latín y psicología, publica un artículo titulado «Del elemento alienígena en el idioma vasco» y otro costumbrista, «Guernica», aumentando su colaboración en 1886 con el Noticiero de Bilbao. En 1888, se presentó a la cátedra de psicología, lógica y ética del Instituto de Bilbao convocadas por la Diputación de Vizcaya, junto con Sabino Arana y la novelista y folclorista Resurrección María de Azkue, adjudicándose la plaza éste último. En 1889 prepara otras oposiciones y viaja a Suiza, Italia y Francia, donde se celebra la Exposición Universal y se inaugura la torre Eiffel. Pasa los meses invernales dedicado a la preparación de unas oposiciones para una cátedra de Griego en la Universidad de Salamanca, la cual obtiene. En 1901 es nombrado Rector de la Universidad de Salamanca. Para Unamuno el arte era un medio de expresar las inquietudes del espíritu. Por ello, en la poesía y en la novela trata los mismos temas que había desarrollado en los ensayos: su angustia espiritual y el dolor que provoca el silencio de Dios, el tiempo y la muerte. Siempre se sintió atraído por los metros tradicionales y, si bien en sus primeras composiciones procura eliminar la rima, más tarde recurre a ella. Entre sus obras poéticas destacan: Poesías (1907), Rosario de sonetos líricos (1911), El Cristo de Velázquez (1920), Andanzas y visiones españolas (1922), Rimas de dentro (1923), Teresa. Rimas de un poeta desconocido (1924), De Fuerteventura a París (1925), Romancero del destierro (1928) y Cancionero (1953). Ya desde su primer libro, Poesías (1907), se perfilan los temas que van a dominar en la poética unamuniana: el conflicto religioso, la patria y la vida doméstica. Muere en Salamanca el 31 de diciembre del 1936.













POEMAS







A FEDERICO GARCÍA LORCA



Español, español,

saca los pechos y ponte al sol!

Llévate a cuestas la casa;

el vivido es lo que pasa

y se queda el por vivir.

Mañana será otro día;

cada día su alegría

con su pena de sufrir.

Cada día su mañana

con la santísima gana

de cantar.

Quién nos quita lo vivido?

En el seno del olvido

el descanso de soñar!




CASTILLA


Tú me levantas,

tierra de Castilla,

en la rugosa palma de tu mano,

al cielo que te enciende

y te refresca,

al cielo, tu amo,

Tierra nervuda, enjuta,

despejada, madre de corazones

y de brazos,

toma el presente

en ti viejos colores del noble antaño.

Con la pradera cóncava

del cielo lindan en torno

tus desnudos campos,

tiene en ti cuna el sol

y en ti sepulcro

y en ti santuario.

Es todo cima tu extensión

redonda y en ti me siento

al cielo levantado,

aire de cumbre

es el que se respira aquí,

en tus páramos.

¡Ara gigante,

tierra castellana,

a ese tu aire soltaré mis cantos,

si te son dignos bajarán

al mundo desde lo alto!





LA LUNA Y LA ROSA



En el silencio estrellado

la Luna daba a la rosa

y el aroma de la noche le henchía

—sedienta boca—

el paladar del espíritu,

que adurmiendo su congoja

se abría al cielo nocturno

de Dios y su Madre toda...

Toda cabellos tranquilos,

la Luna, tranquila y sola,

acariciaba a la Tierra

con sus cabellos de rosa

silvestre, blanca, escondida...

La Tierra, desde sus rocas,

exhalaba sus entrañas

fundidas de amor, su aroma...

Entre las zarzas, su nido,

era otra luna la rosa,

toda cabellos cuajados en la cuna,

su corola; las cabelleras

mejidas de la Luna

y de la rosa y en el crisol

de la noche fundidas en una sola...

En el silencio estrellado

la Luna daba a la rosa mientras

la rosa se daba a la Luna, quieta y sola.




TE RECITABA BÉCQUER…GOLONDRINAS


Te recitaba Bécquer...

Golondrinas refrescaban

tus sienes al volar;

las mismas que, piadosas, hoy,

Teresa, sobre tu tierra

vuelan sin cesar.

Las mismas que al Señor,

de la corona espinas

le quitaron al azar;

las mismas que me arrancan

las espinas del corazón,

que se me va a parar.

Golondrinas que vienen

de tu campo trayéndome

recuerdos al pasar

y cuya sombra acarició

la yerba bajo que has ido

al fin a descansar.




DE VUELTA A CASA


Desde mi cielo a despedirme llegas

fino orvallo que lentamente bañas

los robledos que visten

las montañas de mi tierra,

y los maíces de sus vegas.

Compadeciendo mi secura,

riegas montes y valles,

los de mis entrañas,

y con tu bruma el horizonte

empañas de mi sino,

y así en la fe me anegas.

Madre Vizcaya,

voy desde tus brazos verdes,

jugosos, a Castilla enjuta,

donde fieles me aguardan los abrazos

de costumbre, que el hombre

no disfruta de libertad

si no es preso en los lazos de amor,

compañero de la ruta.



¡DIME QUÉ DICE, MAR!



¡Dime qué dices, mar,

qué dices, dime!

Pero no me lo digas;

tus cantares son,

con el coro de tus varios mares,

una voz sola que cantando gime.

Ese mero gemido nos redime

de la letra fatal, y sus pesares,

bajo el oleaje de nuestros azares,

el secreto nos oprime.

La sinrazón de nuestra suerte abona,

calla la culpa y danos el castigo;

la vida al que nació no le perdona;

de esta enorme injusticia sé testigo,

que así mi canto con tu canto entona,

y no me digas lo que no te digo.



¿QUÉ ES TU VIDA, ALMA MÍA?


Qué es tu vida, alma mía?,

¿cuál tu pago?,

¡Lluvia en el lago!

¿Qué es tu vida,

alma mía, tu costumbre?

¡Viento en la cumbre!

¿Cómo tu vida, mi alma,

se renueva?,

¡Sombra en la cueva!,

¡Lluvia en el lago!,

¡Viento en la cumbre!,

¡Sombra en la cueva!

Lágrimas es la lluvia

desde el cielo,

y es el viento sollozo

sin partida, pesar,

la sombra sin ningún consuelo,

y lluvia y viento

y sombra hacen la vida.



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